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martes, 30 de septiembre de 2014

Quiénes son los sin voz

  once upon A time in the west, dire straits
 
Tenemos otra carta obispal a la opinión pública por parte, esta vez, del sr. Munilla, otro obispo estrella. De las estrellas soy "fan", también de los jueces estrella.
 
 
"La retirada por parte del Presidente de Gobierno del “Anteproyecto de Ley Orgánica para la Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada”, es una decisión política con unas implicaciones morales muy graves, dado que la medida del sr. Rajoy condena a cientos de miles de vidas humanas al más absoluto de los desamparos."
 
Respecto a la mentira, no entiendo ese afán de repetirla machaconamente como si fuese verdad, y más por parte de quien su "quehacer es la iluminación moral", usando la expresión de su puño y letra. Me remito a lo ya escrito en los posts anteriores dedicados al otro obispo.
 
Desde hace muchas décadas ha cambiado la forma de Estado, nuestra sociedad, la libertad y autonomía de los ciudadanos, la cultura, la época histórica, las relaciones económicas, las relaciones sociales, los medios de comunicación y la interconectividad entre los ciudadanos, la difusión de la información desde múltiples fuentes y canales,... y además, junto con todo esto, estamos en una etapa histórica axial. Y sin embargo, la Jerarquía eclesiástica y sus "acólitos", parecen anclados en otras épocas que consideran inamovibles como si la Fe no se adaptara a otros tiempos y todas las culturas (pero si demonizan la cultura de un plumazo...).
 
Esto no le ocurre sólo a estos señores eclesiales, también a los políticos del signo que sea. Se aferran a modos y estructuras aunque sean decadentes y corruptas. Un ejemplo paradigmático es Rajoy con su gestión de problemas.
 
Lo bueno que tiene la retirada por parte del Presidente de Gobierno del “Anteproyecto de Ley Orgánica para la Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada” es que fuerza, aunque sea a base de palos, a despertar consciencias. Como dirá más adelante el sr. Obispo estrella en su carta, se reabre el debate en el seno de la Iglesia sobre el papel del laicado en la vida pública y política.
 
Hay gente tan corta que tienen que esperar a que despierten dos obispos y digan algo aunque sea tarde y mal. Hoy, en la Iglesia, es impensable una figura como sta. Catalina de Siena, ni tantos otros. Y en la política, ya vemos cómo tratan a los movimientos populares: cuando no se dan, se culpa a la sociedad por no hacer nada; cuando se dan, se la culpa de todos los males.
 
 
"La experiencia nos dice que unos partidos suelen ser más sensibles hacia determinados valores éticos, mientras que otros lo son hacia otro tipo de valores morales."
 
Efectivamente. Cada cual debería aportar sus valores y enriquecer el país. Y lo que ocurre es que cada cual anula los valores de los otros, quedándonos sin ninguno. La vida está por encima de valores y derechos, estoy de acuerdo, pero, hoy en día, por mucho que se argumente, no sirve de nada. La batalla de las ideas está perdida. Hay que dar "batalla" en las obras. Ya no sirve eso de "haced lo que os digan pero no haced lo que hagan".
 
Se denuncia la "cultura de la muerte" y se dirigen a los políticos y hasta a los periodistas. Una élite como si fueran altas cumbres nevadas que fertilizan la vega. Como acabo de decir, viven en otro mundo. La sociedad no quiere elucubraciones bellas; quiere hechos.
 
Ya dijo el papa Francisco que no nos obsesionáramos con ciertos temas. Y qué poco caso le hacemos. No es una excepción; ocurre en todo papado. En mi corta vida desde la primera juventud, este es el tercer papado que conozco y, tanto a JPII como a BXVI, les ocurría lo mismo a la par que se daba la llamada "papolatría".
 
"Alguien dijo que el pensamiento políticamente correcto de nuestros días, se caracteriza por ser teóricamente marxista, prácticamente liberal, y psicológicamente freudiano."
 
Toda copulocracia en la bi-copulogarquía organizada y dirigida por un rey constitucional que en teoría no pinta haba y en la práctica está con muchos tejemanejes que nos son ocultos, sistema instaurado desde el 78 en España y corrupto desde la punta de la pirámide, es dictatorial. Es el modelo velado del instaurado en China.
 
 
Lo que resulta curioso y contradictorio es que la Iglesia se ha mantenido a la vera del poder político y económico y obviando al poder del pueblo. Ha sido cómplice de la forma de gobierno marxista y del modelo económico liberal, ambas cosas condenadas por la Doctrina Social de la Iglesia en diversas de ocasiones.
 
La Jerarquía y muchos católicos (los cortos que decía antes) han estado ajenos al sufrimiento de los más desfavorecidos en esta crisis económica, a los desahucios, al recorte de medios y recursos en sanidad, a la pobreza infantil, al aumento de las familias sin ningún ingreso, al aumento alarmante de los suicidios,... Se escudan en la presencia de Cáritas, pero tampoco admitiríamos al Gobierno del Estado escudándose en los esfuerzos sociales (cosa que asombrosamente hace) de bancos de alimentos, ONGs y tantas iniciativas particulares en barrios absolutamente desatendidos.
 
"Estamos ante un test importante para medir nuestra jerarquía de valores: ¿La ideología por encima de los valores morales? ¿O los valores morales por encima de la ideología?"
 
Me sorprende que los obispos empiecen a decir estas cosas. Está claro que están obcecados en un tema y son ajenos a tantos otros. Pero, aunque me dé mucha mucha vergüenza ajena, es bueno que empiecen a despertar de su sueño celestial y salir del estado beatífico. Aunque sigan con sus anteojeras ante la Realidad. Esperemos a sucesivas fases.
 
Para acabar, termina con estas palabras:
"La cuestión es la siguiente: ¿Quién prestará su voz a los que no tienen voz? ¿Quién está dispuesto a defender el derecho a la vida de cientos de miles de inocentes que todavía no pueden hablar por sí mismos? ¿Y quién ofrecerá a las mujeres embarazadas que están en situaciones difíciles una alternativa a esa trampa mortal llamada “derecho a abortar”?"
 
Los que no tienen voz no sólo son los no-natos. Y si esperan a que papá Estado ofrezca alternativas y ayudas mal vamos.
 
En conclusión. La carta de Reig Pla ha dejado mejor sabor de boca y de ánimos, aunque ya sabéis los comentarios que le hice. La carta de Munilla me ha dejado con muy mal cuerpo, sobretodo por la vergüenza ajena.
 

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