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viernes, 24 de octubre de 2014

La Relatio Synodi y las puertas abiertas

hold on, alabama shakes
 
 
Una nueva voz nos habla de abrir puertas. JPII nos instaba a abrir las puertas a Cristo. Francisco I nos impele a abrir las puertas de la Iglesia.
 
¿Habla a los sacerdotes? ¿A los catequistas? ¿A los agentes de pastoral? ¿Al párroco para que tenga abierto el templo las 24 horas? ¿al vecino de enfrente? Estamos atenazados por ideologías ocultas y mentalidades más o menos comunes en la cultura del momento y del lugar. De las ideologías, tenemos la institucional y el cristicismo, por ponerle un nombre. Ambas nos llevan a considerarnos como seres anónimos dentro de una masa de gente indeterminada, como del montón, grises, sin talentos ni cualidades.
 
Si el Papa dice que hay que abrir las puertas de la Iglesia, pensamos que eso lo hará la institución. Y por otro lado, si Cristo es una entelequia o un ideal vaciado de su realidad personal, no tenemos nada nuevo o especial que ofrecer a los que vengan.
 
Los que aún no han pasado por la puerta, supongo que esperan una acogida personal y grupal. Algo que no deben tener. O quizás sí lo tienen pero su inquietud les habla de una espiritualidad, una felicidad interna, de un cambio como persona, de un salir de las rutinas y los ambientes de siempre,... Pero si encuentra personas grises y un interior de las personas igual pero más soso que los de siempre, se va como ha venido.
 
Abrir las puertas a Cristo es encontrarlo, no como un pensamiento feliz y dulce, sino como una persona. Y que ese encuentro nos forme como personas, que vivamos según el verdadero yo, que seamos otros Cristos que viven en el mundo completando su tarea. Como dice Pablo de Tarso a los gálatas, "hijos míos, otra vez me causáis dolores de parto, hasta que Cristo tome forma en vosotros". Eso nos podría decir también el papa Francisco, como otro Cristo que es.
 
 
Quizás los católicos necesitamos una cura de no-institución. Con una agenda libre de reuniones y de actividades institucionales como catequesis, actividades de tiempo libre, coros, capillitas y mesacamillas de sacristía, grupos de amistad al amparo eclesial,... Una especie de misionero solitario en una tribu perdida del amazonas pero en el mismo pueblo o ciudad. Ser menos cristicistas y ser más sencillos, más Cristo. Ser menos clericales y más maduros humana y espiritualmente. Cristo no se nombraba cada dos por tres. Cristo era humano, natural y realmente humano.
 
Todo lo contrario a lo que se promueve: el gregarismo, el institucionalismo y el normativismo. Queremos instituciones repletas, fulgurantes, con buen rollo, organizadas y épicas, que sean el atractivo de los de "fuera". Pero no: los de "fuera" siempre ven a esos grupos como memos y con un estilo que les repele. Quizás el signo de los tiempos nos diga que los de "fuera" no buscan eso. No por el individualismo liberal sino por el albor de otra "plenitud de los tiempos", por la necesidad de otras necesidades.
 
 
No he leído con detenimiento y meditadamente la Relatio Synodi del reciente Sínodo de Obispos sobre los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización. No es un documento definitivo sino de trabajo en las diócesis para un congreso de la familia (o algo así) el año que viene. Así que solo pasaré por los puntos conflictivos para los celosos de la ortodoxia y la doctrina.
 
Esos puntos parecen ser los siguientes:
  • las parejas de hecho: 42
  • los divorciados vueltos a casar y la comunión eucarística y la espiritual: 52, 53
  • las uniones homosexuales: 55, 56
 
Respecto al punto 42 no tengo nada que objetar. Podría comentar algún matiz, pero mejor abreviar. Quedó como sigue (traducción propia):
42 También se observó que en muchos países un "creciente número de parejas que viven juntas experimentalmente, sin formalizar matrimonio canónico ni civil" (Documento de trabajo, 81). En algunos países, esto es especialmente el caso en el matrimonio tradicional, acordado entre las familias y con frecuencia se celebra en varias etapas. En otros países, por el contrario, está creciendo el número de los que hayan vivido juntos durante mucho tiempo sin pedir la celebración del matrimonio en la Iglesia. La mera convivencia se elige a menudo debido a la mentalidad general que es contraria a las instituciones y los compromisos formales, sino también a la expectativa de la seguridad existencial (trabajo y salario fijo). En otros países, por último, las uniones de hecho son muy numerosos, no sólo por rechazo de los valores de la familia y el matrimonio, sino también por el hecho de que el matrimonio se percibe como un lujo, y las condiciones sociales, de modo que la pobreza material empujando a vivir las uniones de hecho.
 
43 Todas estas situaciones [junto con otras comentadas en puntos anteriores] deben ser abordadas de una manera constructiva, tratando de convertirlas en oportunidades de avanzar hacia la plenitud del matrimonio y de la familia a la luz del Evangelio. Se trata de reflexionar y acompañarlos con paciencia y mansedumbre. Para este propósito es importante para presenciar auténticas familias cristianas atractivas como agentes de la evangelización de la familia.
 
 
Respecto a los divorciados vueltos a casar no dice nada nuevo. Salvo que parece que los obispos se hacen la picha un lío. Unos quieren más permisividad (lo que no es necesario si se hacen bien las cosas), unos pretenden mantenerse en cierta rigurosidad (por lo que deberían convertirse a la verdad en la que no están, por mucho que crean que sí), unos no entienden la comunión espiritual,... En fin, parece mentira!
 
Y para el final, el plato fuerte: el cuidado pastoral de las personas con orientación homosexual.
 
Para los tiquismiquis, el que se diga "orientación" en vez de "tendencia" sea algo grave. Lo que sí es cierto es que la terminología puede confundir. Pero... para muchos puede resultar incómodo.
 
En este documento final han pulido el texto y lo han dejado como más discreto. Por una parte, lo de siempre. Básicamente, aunque las parejas y relaciones homosexuales no son asumibles por la Iglesia, a las personas se las debe acoger sin discriminación.
 
Y por otra parte, el que los pastores de la Iglesia mantengan estas posiciones, no se les debe discriminar tampoco.
 
Entonces pues, tampoco es para tanto, a mi entender, lo señalado y denunciado los más críticos.
 

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