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viernes, 24 de octubre de 2014

La tarea política en el caso Ébola-España

who are you?, the who
 
 
He estado reeditando los tres vídeos que inserté en posts anteriores en referencia al caso Ébola-España (y los he actualizado con ellas).
 
Conforme iba reeditando, más iba (re)percatándome del significado de la función pública y política para nuestro presidente, a la par de su penosa psique. Mariano es un ser "peligroso" porque va drogado por la vida a base de medicamentos. No tiene la vergüenza ni la decencia ni la honorabilidad de dimitir o de hacer dimitir porque emocionalmente está anulado y, por tanto, no se va a derrumbar, no conecta los los demás ni con el sentir del pueblo. Es el dirigente perfecto para los que mueven los hilos del poder.
 
A algunos, Rajoy no nos ha engañado. De hecho, no lo votamos. Sabíamos que mentía y sabíamos el guión que tenían escrito para esta legislatura. Y deseábamos como nadie que España fuera intervenida para librarse del "mentecátodo" este. La intervención no sería tan apocalíptica como la pintan los peperos para anotarse tantos y méritos. La intervención de España podría habernos reportado el pasar a navaja cuatro quintas partes de la casta política sobrante y dos tercios de la estructura del Estado también de más. Sin muchos sacrificios y asumiendo cada cual sus responsabilidades (incluyendo los bancos alemanes), España estaría saliendo adelante.
 
El único adversario a esas medidas fundamentales es el mismo lobby político. En España, los partidos políticos y los gobiernos no están al servicio de los ciudadanos sino al propio servicio. Su profesionalidad consiste en eso y no más. Es el lobby perfecto y el más difícil de disolver. Es la mejor y más fácil manera de gobernar, aunque no sostenible al largo plazo o al muy largo plazo. Pero como nadie tiene tal altitud de miras...
 
 
No es de extrañar que ya muchos queramos un proceso constituyente donde se refunde España. Sólo un sistema corrupto y ya podrido posibilita la emergencia de ese objetivo.
 
La decencia, el honor, la vergüenza, la honestidad y la franqueza, la madurez emocional, el tono humano e intelectual, la veracidad,... Todo esto son virtudes y valores que la política ha perdido. Solo la corrupción sistémica en un sistema intrínsecamente corrupto y corruptor, edificado sobre una base de neutralización de tensiones y voluntades con el dinero ganso como herramienta, justifica la degradación moral e intelectual que vemos en los rifirrafes que tiene el Gobierno con los partidos de la oposición (sea del PP o del PSOE), en especial, el Gobierno de Mariano Rajoy y el propio Mariano Rajoy. Un sistema cuyo arquitecto empezó pobre y tiene que devenir en fuerte: la Casa Real.
 
Así, Mariano y el PP están prostituyendo palabras como obediencia, prudencia, transparencia, responsabilidad, sacrificio, esfuerzo, austeridad, bonhomía, esperanza,... "recuperación económica", "salida de la crisis", "creación de empleo",... y demás. Todo lo que tocan con sus palabras lo corrompen porque ellas no responden a nada real para los ciudadanos, sino a sus intereses y conveniencias.
 
¿En qué consiste la tarea política hoy en día? En tener un discurso y no en presentar hechos. Es más, un discurso que cubra la deficiencia en hechos y nos impida ver la realidad en la que se mueven. Un discurso que es morfina social y no garantiza nada real. En Valencia con Camps se veía muy bien. En toda la apoteosis peperónica, lo único que se les veía a los políticos, especialmente a Camps, era un discurso aliñado con chulería y prepotencia como dando a entender que se está en el camino correcto, en la verdad y, como tal, se la defiende. Solo así se entiende que, para Mariano, la gobernanza de Matas y Camps en las comunidades autónomas de Baleares y Valencia, respectivamente, fueran ejemplares. Pastoreaban al pueblo con un discurso y luego gobernaban-corruptelaban con total libertad, opacidad e impunidad. Toda una perfecta perversión de la democracia.
 
En el plano económico, tenemos al ministro Montoro siguiendo fielmente su papel teatral escrito desde antes de las elecciones, caiga quien caiga y a pesar de los pesares. Ahora, en el caso ébola, con el discurso se evitan los problemas mediáticos que tuvieron con el caso Prestige y neutralizan insurgencias como las del 11m. En eso, sí aprenden los muy jodíos.
 
Recordad el caso Prestige. Un petrolero sin pasar su inspección, viejo sin doble cámara que se está partiendo en dos por un temporal en alta mar. Busca el refugio de un puerto pero está que no llega, que se parte antes. No saben si alejarlo o acercarlo. Se toma una decisión desde el Estado español y resultó equivocada: el mayor desastre ecológico en las costas gallegas que se llenan de "hilillos de plastilina". ¿Era un problema técnico o político? Si hay indecisión en cuanto a lo que los técnicos pueden decir, la palabra la tienen los políticos. Una decisión arriesgada que acabó mal.
 
 
El Gobierno aprendió de la experiencia. En un futuro, mejor cargar contra los técnicos que... que todos carguen contra el Gobierno. Y así lo está aplicando en este caso. La investigación intentará determinar cómo, cuando y porqué de lo ocurrido para haberse producido el contagio. Así, sabiendo pues las "causas próximas" o técnicas se negarán las "causas primeras/últimas" o políticas. Es el argumento ateo por excelencia. Ya lo expuse hace tiempo en un post titulado Ateísmo vs conspiranoias hablando de otro caso político y judicial.
 
Así, según tal argumentación, los políticos nunca tendrán responsabilidad de nada. Hasta el punto en que la ciudadanía decidirá prescindir de ellos, del mismo modo que se prescinde de Dios por el mismo argumento.
 
Aconsejaría volver a ver los vídeos que he montado con las intervenciones de Rajoy y que han sido reeditados aumentando en ocasiones la información. Los he reunido en una playlist: Caso Ébola y Rajoy - La función de los políticos.
 
Os dejo el cuarto vídeo (incluido ya en la playlist).
 
 

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