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viernes, 10 de octubre de 2014

Unidad y fuerza ideológica (2/2)

pandora's box, orchestral manoeuvres in the dark
 
 
No he leído el texto de la nueva ley catalana y me tengo que conformar con algunos artículos de prensa. Empezaré por los más queridos por el colectivo LGBTI: los señores obispos. La Conferencia episcopal tarraconense, en el punto tres de su comunicación por la 211 reunión fechado el pasado 10 de julio, dice lo siguiente que traduzco del catalán:
"Aún reconociendo la necesidad de erradicar cualquier tipo de discriminación por razón de sexo, raza, religión, creencias y condiciones físicas y síquicas, los obispos consideran este proyecto muy desacertado, tal como está redactado, por las graves consecuencias que puede tener en el ejercicio de los derechos humanos de la libertad religiosa, de pensamiento y de consciencia de los ciudadanos de Cataluña".
 
Bien. Lo he estado traduciendo con la misma tranquilidad con la que estaba escribiendo el anterior post. Pueden no estar de acuerdo, pero para el revuelo que se arma en el colectivo... Digo que sin leer la ley puedo pensar que si no me adscribo a la ideología de género voy a ser tachado de homófobo. Espero que la ley y el LGBTI tengan la suficiente altura de miras. En el comentario de los obispos no hay propiamente insultos aunque sí hay un punto de doble interpretación, que no ambiguo, que da pie a mal entendidos.
 
 
Es el relativo al derecho de la libertad religiosa. Los gays cristianos pueden ver en esto algo ofensivo en cuanto que los obispos parecen intolerantes con la aceptación de gays en sus filas. Sin embargo, en mi opinión, más bien piensan que ante la animadversión entre LGBTI e Iglesia, el niño o joven que sienta ciertas tendencias y atracciones abandonará la Fe sin más consideraciones, o algo así.
 
En el post que enlazo, se da por supuesto que les insultan llamándolos invertidos, degenerados, pecadores,... y que los señores obispos son incongruentes al hablar de la no discriminación de nadie. Sin embargo, en la nota de los obispos, pudiéndose hacer otra lectura, hablan éstos o alertan de la posibilidad de que cuaje un nuevo extremismo. Y... así andan a la gresca unos y otros.
 
El resto de artículos ya son más objetivos y hablan del régimen sancionador y de la inversión de prueba, de los apoyos o no apoyos de la nueva ley,... Y también es duramente comentada la carta semanal de Durán i Lleida como presidente del comité de gobierno de UDC (partido democristiano) datada el pasado 26 de septiembre. Dedica a este asunto dos párrafos, el §5 y el §6.
 
No es exagerado hablar de discriminación y menosprecio de los gays y demás. Pero sí me lo parece en cambio a tenor de las palabras de Durán i Lleida. Sus palabras, más políticas y no tan consideradas como las de los obispos, dejando al margen aspectos puntuales en los que no estoy de acuerdo, habla de una supuesta desigualdad en la defensa de derechos entre minorías y colectivos desfavorecidos. Por ejemplo, la LGBTI tiene una ideología a su favor y la gente de otras razas pueden tener una cultura y una mentalidad en su contra. De hecho, según dice, hay más casos de violencia racial que homofóbica.
 
Durán i Lleida considera inaceptables las proposiciones educativas del LGBTI a través de la ley según el respeto debido al ideario de cada centro educativo. Y habla que la ley perece más una promoción del colectivo, más allá de los méritos personales de cada cual, que de una protección y garantía de los derechos propios de todo ciudadano homosexual por el hecho de ser ciudadano. Algo así como una discriminación positiva para conseguir cierto grado de paridad en las instituciones públicas. Así, propone una ley más integral por la no discriminación de cualquier colectivo minoritario y desfavorecido, y no solo del LGBTI.
 
Pues bendito sea el lobby LGBTI si se consigue esa ley más integral, no solo en Cataluña sino también en el gobierno central. Los LGBTI deben levantar la vista y velar más por los demás dada su fortaleza o "baturrería" aragonesa. Por ejemplo, no solo los gays sufren bulling en los colegios. El bulling es siempre igualmente condenable y sancionable sea cual sea la distinción del niño.
 
E insisto, los LGBTI tendrían que reconsiderar lo que es odio e insulto de lo que es una discrepancia antropológica o ideológica. Por ejemplo, el que la Doctrina católica no sea ideológica y no adopte ninguna de ellas no implica que per se odie a nadie, ni a los liberales ni a los gays, ni a los socialistas, ni a las feministas,... Pero por el contrario, tampoco esa Doctrina es garantía de que ningún católico sienta odio y discrimine.
 
Así como tampoco habrá nunca garantías suficientes por parte de ninguna ley que evite que nadie sea agresivo contra nadie. Es difícil distinguir entre la agresión a una persona homosexual por ser homosexual o por ser una persona más. Lo que hace prever que la demostración de la inocencia homofóbica es relativamente fácil.
 
Pero peor es un golpe de puño en el estómago. Deben haber leyes, sin negar la legitimidad de una diversidad de pensamiento.
 

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